lunes, 25 de noviembre de 2013

PASTELA DE POLLO


De toda la gastronomía marroquí, de la que soy una admiradora-consumidora, la pastela es mi favorita. Esa algarabía de sabores especiados, salados y dulces me fascina.

 

 
Ingredientes:
4 Cuartos de pollo
2 Dientes de ajo
2 Cebollas grandes
3 Huevos
200 gr. Almendras crudas
Aceite de oliva virgen extra
Pasta filo
Mantequilla
Ras Hanout
Jengibre en polvo
Azafrán en hebras
Pimienta
Sal
Azúcar glas
Canela molida

Preparación:
En una olla grande, se pone un chorro de aceite y se doran los cuartos de pollo previamente salado. A continuación, se añaden las cebollas y los ajos picados. Cuando han pochado, se agregan las especias: una cucharadita de ras hanout, pimienta recién molida, media cucharadita de jengibre, y unas hebras de azafrán. Se vierte un vaso grande de agua  y se deja cocer hasta que el pollo está tierno, vigilando para que no se consuma todo el líquido y  echando más agua si hiciera falta.
Una vez que el  pollo está en su punto, se apaga el fuego y se saca para que enfríe y poder desmenuzarlo. Mientras tanto, procedemos a dorar las almendras en una sartén  con unas gotas de aceite. Una vez fritas, se parten sobre una tabla con un cuchillo, sin importar que unos trozos queden más grandes que otros, y se reservan.
Con  todo lo que queda en la olla, se hace un revuelto con dos huevos batidos, sin  que quede muy seco.
Para montar la pastela, se engrasan con mantequilla fundida unas cinco hojas de pasta filo, cubriendo toda la base de la bandeja de horno elegida, pero de forma que sobresalgan por los lados. Se introduce en primer lugar el pollo desmenuzado y  se esparcen sobre éste la mitad de las almendras tostadas;  a continuación, se echa el revuelto de los huevos con el jugo de la olla y se ponen el resto de las almendras. Se termina cubriendo con la pasta filo que rebosa por los bordes y tapando toda la superficie con otras  tres hojas. Se bate el huevo restante y se pinta, aprovechando para unir las hojas y que el resultado quede bonito.
Se mete en el horno (previamente precalentado) a unos 180 grados encendido por ambos lados y con ventilador. Cuando la pasta filo está dorada, se saca del horno. Para servir, se adorna con azúcar glas y canela en polvo. 

Consejos:
Esta es una preparación que no permite realizarla con antelación para meter en el horno en el último momento, ya que la pasta filo  no queda tan inflada y crujiente como cuando se monta la pastela para hornearla enseguida.
En cuanto a la cantidad de hojas de pasta filo que se deben poner, variará dependiendo de la calidad y las marcas. Lo importante es que la base quede lo suficientemente consistente para que mantenga el relleno, sin que por ello haya un  exceso de masa.

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